Este sábado 11 de septiembre se conmemoran 48 años del Golpe de Estado en Chile, fecha en que las Fuerzas Armadas tomaron el control del país, dando inicio a 17 años de un gobierno militar, con Augusto Pinochet a la cabeza, marcando así la historia de Chile para siempre.
Un poco de historia
Corría septiembre de 1973 y el presidente Salvador Allende estaba al mando del país. El mandatario había asumido en 1970, convirtiéndose así en el primer político de orientación marxista en el mundo que llegó al poder por la vía democrática, según recoge Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional de Chile.
Su gobierno, con un marcado carácter reformista y social, generó una polarización en la sociedad chilena, la que estuvo acompañada de una dura crisis económica.
Ante la situación en el país, fueron muchos los detractores de Allende los que comenzaron a buscar la manera de tomar el mando del gobierno, los que incluso fueron apoyados y financiados por el gobierno de Estados Unidos, que en ese momento era encabezado por el presidente Richard Nixon. Dentro de sus acciones, se encuentran el asesinato del general René Schneider y el Tanquetazo, un intento fallido del golpe de Estado que fue encabezado por el coronel Roberto Souper.
Tras este último hecho, Carlos Prats, comandante en jefe del Ejército, renunció a la comandancia, siendo sucedido por el general Augusto Pinochet, por recomendación del Presidente Allende, relata Memoria Chilena.
Los días anteriores
Quienes lideraron la organización del Golpe Militar fueron el vicealmirante de la Armada, José Toribio Merino, y el comandante de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh. El derrocamiento se planificó para el 11 de septiembre, “debido a que ese día el ejército se encontraba concentrado en Santiago por la celebración de las Glorias del Ejército”, consigna Memoria Chilena.
Unos días antes, el 8 de septiembre, el general Arellano Stark solicitó el apoyo del general Pinochet, sin embargo, este no dio un apoyo oficial sino hasta el día siguiente, fecha en que el presidente Allende informó a los comandantes del Ejército que había determinado convocar un plebiscito, para así dar una salida a la crisis política chilena. Pinochet decidió ese mismo día, entregar su apoyo al Golpe.
El 11 de septiembre
La mañana del 11 de septiembre Allende fue informado de la sublevación de la Armada, por lo que de inmediato se dirigió al Palacio de La Moneda, el que estaba custodiado por Carabineros, relata el citado portal. Sin embargo, tras conocer el primer comunicado de la Junta Militar, los funcionarios se fueron retirando, y fue 45 minutos después cuando comenzaba el ataque al palacio de Gobierno por tierra.
“Cerca de las once de la mañana, el Presidente Salvador Allende dirigió su último mensaje al país, a través de una cadena de radioemisoras simpatizantes del gobierno. En éste señalaba su decisión de no abandonar la casa de gobierno. Agregaba que se mantendría firme en su postura de “seguir defendiendo a Chile”, señala Memoria Chilena.
Ya a mediodía comenzó el bombardeo sobre La Moneda, el que se extendió por 15 minutos, y que contó con aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea de Chile, las que “luego de sobrevolar su objetivo, atacaron la sede del gobierno con cohetes “rockets” que destruyeron dependencias y provocaron el incendio del edificio”.
Minutos después, el presidente Salvador Allende fue encontrado muerto en el salón principal junto al arma con la que se quitó la vida.
Este día marcó el fin del gobierno de la Unidad Popular, que fue seguida por el establecimiento de una junta militar liderada por Pinochet. Chile, que hasta ese entonces se mantenía como una de las democracias más estables de América Latina, entró en una dictadura militar, la que se extendió hasta 1990.
El mandato de Pinochet significa para muchos un doloroso recuerdo. Las sistemáticas violaciones a los derechos humanos, la limitación a la libertad de expresión y la disolución del Congreso Nacional provocaron un quiebre en la historia. CHH
