A través de una circular, el Banco Central advirtió que hay «una permanente y considerable disminución en la cantidad de billetes de baja denominación que las empresas bancarias solicitan al Instituto Emisor para ser puestos a disposición del público».
En el escrito afirman que es una realidad que el pago electrónico es cada vez más preferido, pero argumentan que el papel moneda «sigue constituyendo un medio de pago fundamental y es transversalmente el más utilizado en distintos lugares de compra», así lo confirma, a su vez, la última encuesta de uso y preferencia realizada por la entidad anualmente.
Las conclusiones de este sondeo revelaron que el usuario de billetes está disconforme, ya que no encuentra billetes de baja denominación, como los de mil y dos mil pesos, en cajeros automáticos, sino solo de 10 mil y 20 mil pesos.
El Banco Central había advertido esta situación a fines de septiembre, informando a la banca que «se viene arrastrando por años, sin embargo, luego del 18 de octubre, entendemos que se ha agravado, puesto que hoy existe un 25% menos de grandes supermercados operativos (estos actuaban como “sencilladores” informales del sistema), y, sumado a esto, se ha incrementado considerablemente el canal tradicional (almacenes de barrio), así como el comercio en lugares abiertos, ambos usuarios relevantes del efectivo de baja denominación».
El organismo aclaró que solo la cuarta parte de los cajeros automáticos de todo el país tienen billetes de baja denominación, y a nivel de sus gavetas, «solo el 21% posee bajas denominaciones, de las cuales 15% es de $5.000, 0%, de $2.000 y 6%, de $1.000».
La solución que propusieron fue que la banca eleve la cantidad de billetes de mil y dos mil pesos en los dispensadores, para aumentar de 6% que es la cifra actual a un 15%, y de esta forma entregar más sencillo a los usuarios. CHH