Durante la mañana de hoy, el presidente Gabriel Boric realizó una visita a la tumba de Salvador Allende con la familia del ex presidente, entre ellas la senadora Isabel Allende y la actual ministra de Defensa Maya Fernández.
Luego realizó un discurso en La Moneda donde conmemoró el 11 de Septiembre del 1973: «Hace 49 años estos muros que hoy día naturalizamos y por los que paseamos, […] fueron testigo de una serena firmeza, con la que un grupo de chilenos y chilenas intentaron defender las instituciones democráticas mientras eran avasalladas por las fuerzas de las armas.»
Reconoció a Salvador Allende y su gobierno como figuras políticas que lo inspiran, por el hecho de que siempre hayan optado por la vía democrática: «Nos dieron una lección histórica de lealtad, de consecuencia, por sobre todo de dignidad. […] «lucharon por recuperar nuestra democracia.» De la misma manera, el presidente prometió «Los problemas de la sociedad nosotros vamos a responder con más democracia y nunca con menos. Esa es justamente la enseñanza que nos dejó Salvador Allende.»
Insistió en que la historia no es solo sobre las autoridades, si no también los civiles, y aprovechó de hacer mención a los detenidos desaparecidos y torturados durante la dictadura, que se han contado 31.686 hombres y mujeres. Llamó a que no se detenga la búsqueda de aquellos que todavía no se encuentra paradero.
También habló del contexto actual, habiéndose cumplido una semana del Plebiscito de Salida. Con respecto a eso, dijo que el Gobierno daría todo de sí para arribar a un nuevo texto antes de que se cumplan los 50 años del Golpe de Estado.
«Yo confío firmemente en la sabiduría del pueblo. Y eso significa no despreciar las decisiones que toma. Porque a diferencia de hace 49 años, la derrota que sufrimos en las urnas, fue una derrota democrática, a diferencia de hace 49 años que fueron las armas, la violencia, la ignominia, la traición, la que pretende imponerse. Cuando se pierde democráticamente, se aprende, nos fortalecemos.»
Finalmente cerró diciendo «A veces la victoria marea, hace perder perspectiva. En cambio en la derrota justamente se fortalecen las convicciones, y nos ayuda a avanzar […], con gradualidad, pero sin renunciar.» CHH.
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