El pasado 28 de mayo, el Gobierno de Brasil anunció el cierre temporal de sus fronteras fluviales y terrestres, con tal de evitar el ingreso de extranjeros y, con ello, la posibilidad de que nuevas cepas del Covid-19 se expandan en el país.
Según estableció el gigante sudamericano en una ordenanza firmada por los ministros Luiz Eduardo Ramos, Anderson Torres y Marcelo Queiroga, «se restringe el ingreso al país de extranjeros de cualquier nacionalidad, por carretera, por otros medios terrestres o por vía fluvial».
Esta medida regirá para todas las personas, excepto para los brasileños nacidos o naturalizados; los extranjeros que estén acreditados para trabajar en dicho país; los profesionales foráneos que trabajen para organizaciones internacionales y que estén debidamente identificados; los inmigrantes con residencia permanente; y los extranjeros que sean cónyuges, parejas, hijos o padres de algún brasileño y que estén autorizados por el Gobierno para ingresar a la nación.
Asimismo, se determinó la suspensión temporal de «la autorización a los viajeros extranjeros para embarcar en la República Federal del Brasil, que vengan o pasen por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la República de Sudáfrica y la República de la India».
Cabe destacar que, ayer, la Conmebol anunció que Brasil será la sede de la Copa América -que se disputará entre el 13 de junio y el 10 de julio-, sin embargo, el Gobierno de Bolsonaro aseguró que todavía no han confirmado que el evento deportivo se realice en su territorio. CHH