En horas de la noche de este lunes 30 de septiembre, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, anunció la disolución del Congreso, con lo que marcó un nuevo capítulo en la crisis política que ha tenido dicho país a lo largo de su historia.La razón de Vizcarra de disolver el Congreso tuvo que ver con poner fin a la crisis que lo enfrentaba con la oposición dominada por el partido fujimorista Fuerza Popular (populismo de derecha).
“Esto es un acto constitucional y está dentro de las facultades contenidas” en la Constitución, afirmó el jefe de Estado peruano, detallando que con esto “busca dar un fin a esta etapa de entrampamiento político que ha impedido que Perú crezca al ritmo de sus posibilidades”.
En tanto, indicó que espera que “esta medida excepcional permita que la ciudadanía finalmente se exprese y defina en las urnas y mediante su participación el futuro de nuestro país”.
Vizcarra en contra del fujimorismo
Desde que asumió el cargo de presidente en 2018, Vizcarra impulsó una reforma al sistema político y judicial de Perú. Sin embargo, en medio de sus acciones, fue cuestionado tras una serie de casos de corrupción, situación que intensificó su enfrentamiento con Fuerza Popular. Todo esto en el contexto de la detención provisoria de Keiko Fujimori, líder del partido de derecha.
El mandatario peruano tomó la decisión de disolver el parlamento luego de que el Congreso, de mayoría de derecha, eligiera a un nuevo miembro del Tribunal Constitucional (TC) sin discutir la cuestión de confianza presentada por el Ejecutivo para intentar detener este procesos.
Cabe destacar que Vizcarra había adelantado que si el Congreso no procedía de inmediato con la cuestión de confianza solicitada, el gobierno actuaría “con la Constitución” y disolvería la Cámara.
Las sesiones para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional y votar la moción de confianza quedaron fijadas para la tarde del lunes, sin embargo, el presidente del Congreso, Pedro Olaechea, hizo una jugada que terminó por quebrar la relación con el Ejecutivo.
De esta forma, Olaechea fijó primero la votación para elegir a los miembros del TC, lo que el jefe de Estado interpretó como un rechazo a su moción de confianza, tras lo cual anunció la disolución del Congreso.
El disuelto parlamento reaccionó de inmediato, suspendiendo por un año a Vizcarra para ejercer el cargo de presidente. En detalle, la suspensión fue aprobada por 86 votos de un total de 130 parlamentarios.
En paralelo, el Congreso nombró a Mercedes Aráoz como gobernante interina de Perú, quien tras el anuncio, afirmó: “Es mi deber como ciudadana, mujer, madre y vicepresidenta asumir este mandato. Lo más fácil habría sido renunciar. No me corro a mis responsabilidades por más difíciles que sean las circunstancias”. Junto con esto, calificó como “inconstitucional” la disolución del Congreso.
En el intertanto, Vizcarra llamó a nuevas elecciones parlamentarias para el 26 de enero, según un decreto que fue publicado en el diario oficial. CHH
