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Esta es la historia de Begoña, una perrita que fue maltratada y ahora vive feliz con familia de Colina

Muchos rostros de televisión ayudaron en su proceso de adopción

“Por fin llegaste”, fue lo que David Fernández pensó que Begoña intentaba decirle con la mirada. Entre basura, enfermedades, cadáveres de animales y perros desnutridos, el joven animalista encontró a Begoña, una perra abandonada bajo el río Mapocho.

El lugar donde estaba Begoña lo asombró. “Fue terrible ver tanta miseria, tanta hambre, ver a todos los perros desnutridos”, comentó a distintos medios de comunicación David, quien a sus 25 años, se ha dedicado cerca de una década a rescatarlos de la calle. Además, una fuerte imagen llamó su atención. Begoña había tenido cachorros, pero “sus hijos no tenían patitas. La cara de dolor que mostraban daba a entender que no habían tenido una muerte natural, había sido sufrida. Se notaba que alguien lo había hecho”.  Begoña, aseguró el joven, “estaba literalmente podrida en el río”.

Con la ayuda de un conductor de Uber, David trasladó a Begoña a una clínica veterinaria. Cerca de 6 meses duró su tratamiento médico. Sarna, conjuntivitis y antiguas fracturas, son sólo algunas de las enfermedades y dolores por los que tuvo que pasar Begoña.

Ya más tranquila, feliz y recuperada, Begoña posó para sesiones fotográficas y se paseó por canales de televisión. Su historia había llegado al corazón de muchas personas a través de redes sociales. David, como suele hacer en sus cuentas, compartió imágenes de Begoña y anunció que sería dada en adopción. Muchos actores y rostros de televisión se unieron a la causa. Para todos era fundamental encontrar una familia para Begoña.

Adopción

“Por favor,  quedémonos con la Begoña”, fue el mensaje de Whatsapp que Javiera recuerda que le envió su novio. Sin saber ningún otro detalle, ni si quiera sobre quién era Begoña, Javiera asumió que se trataba de una perro y aceptó sin preguntar. “Pero, ¿tú sabes quién es Begoña?, le preguntó su pareja. “No, no tengo idea. Mándame una foto o cuéntame su historia”, narra a Chicureo Hoy Javiera Naranjo, dueña de Begoña.

 “Me envió un link de un reportaje que se había hecho en algún medio sobre ella. Leí toda la historia y la encontré terrible. Vi sus fotos y el maltrato que sufrió. Así que le dije a mi novio: ‘Ya, vamos’”.

El proceso de adopción de Begoña no fue habitual al que se acostumbra para mascotas. Una entrevista larga, llena de preguntas que pretendían aclarar cómo sería su futuro junto a su nueva familia, fue lo que Javiera tuvo que enfrentar con su pareja. Pese a ello, se arriesgaron.

“Fuimos a la entrevista y conocimos a David y a las dos personas que acogieron en su casa a Begoña. No recuerdo sus nombres, pero eran muy amorosas. Ahí, conocimos a Begoña y se nos tiró al piso para que le hiciéramos cariño. De hecho, cuando nos fuimos ella se quería ir con nosotros”, comentó Javiera.

Asimismo, tras la entrevista, en la que afirmó estuvo llena de preguntas tipo: “¿Cuánto ganan?, ¿están casados?, ¿qué pasará con Begoña si ustedes se separan?”, Javiera señaló que ese día le dijeron que la perrita saldría en un matinal, en donde se anunciaría su adopción, y que la incorporación a su familia dependería de ello.

Cuando Begoña salió en Muy Buenos Días de TVN, Javiera sintió que perdía la fe y que ya no pasaría a ser parte de su hogar. Sus dudas comenzaron cuando una de las panelistas del matinal afirmó al aire “a lo mejor me la llevo yo”. “Ah, no. Ninguna posibilidad. No tenemos ninguna opción de competir con una persona de la tele”, comentó Javiera a su novio tras ver el programa.

Sin embargo, contrario a sus sospechas, dos días después, David les envió un mensaje diciéndoles: “Chiquillos, la Begoña es de ustedes”.

Nueva vida

Esta nueva etapa de Begoña comenzó en Colina, donde sus dueños tienen una parcela en el condominio Hacienda Chacabuco, ubicado en autopista Los libertadores Km 41. A su vida, también llegaron tres hermanos adoptivos con los que jugar. Changa, Chocolate Matías, un viejito de 15 años que Javiera adoptó cuando tenía 1 día de nacido, y Pantufla, perrita abandonada en el Hospital de Til Til donde Javiera trabaja como psicóloga. Todos son quiltros. Ninguno ha sido comprado en una tienda de mascotas.

Adoptar, no comprar

Javiera es enfática al expresar su opinión sobre la necesidad de adoptar mascotas y no comprarlas. Todos los días, cuando va a su trabajo, ve perros abandonados. En el hospital donde trabaja, cuenta que también van a botar animales. Tal como alguna vez hicieron con Begoña. Para ella, “los animales no se compran”, ya que es prioridad darle hogar a los muchos perros vagos que están en las calles y que no tienen quién los ame.

Por eso, ella y su pareja piensan en adoptar pronto a otro integrante para la familia. Ojalá un perro viejo, que disfrute sus últimos días de vida junto a ellos. CHH