Hace casi dos años una familia de Batuco, Lampa, vivió un violento asalto que culminó con la muerte de su padre Francisco Cabello, de 74 años, quien fue atado y golpeado por delincuentes que ingresaron a la vivienda de una de sus hijas, intimidando a los moradores con armas de fuego.
El robo ocurrió la tarde del 15 de mayo del 2020, cuando la familia se encontraba celebrando un cumpleaños, momento en que cuatro sujetos ingresaron por la ventana del comedor con la finalidad de sustraer especies.
A la totalidad de la familia, incluidos menores de edad de hasta 2 años, los ataron y encerraron en el baño, mientras que Francisco fue encontrado en el patio de la vivienda con signos de asfixia y golpes de objetos contundentes. Su deceso se constató tras ser trasladado a un centro hospitalario, sin embargo, perdió la vida en el lugar.
Uno de los hijos de Francisco, Ariel Cabello, explicó a Chicureo Hoy que los delincuentes, pese a actuar con mucha violencia, sustrajeron especies de bajo valor. «Mi viejo tenía la camioneta nueva del año ahí, por último que lo golpearan y amarraran para llevarse la camioneta, algo de valor. Se llevaron puras estupideces, los celulares, unos computadores, unas pocas joyas que tenía mi hermana, no se alcanzaron ni a llevar un millón de pesos entre todo lo que se llevaron”.
Asimismo, aseguró que «son unos delincuentillos de poca monta porque entre cuatro tipos golpearon a una persona de edad, son unos cobardes«, ya que además amarraron a uno de sus sobrinos que en ese entonces tenía a penas 2 años de edad.
Junto con esto, Ariel enfatizó que a casi dos años desde el crimen aún no hay resultados concretos de la investigación por parte de la Fiscalía Centro Norte y las policías, y que la mayoría de los antecedentes del caso han sido entregados por la propia familia. Esto, sumado a que ocurrieron negligencias en los primeros días tras el crimen.
Apuntó a que hubo «muchas cosas que la primera fiscal no hizo, nunca mandó a periciar las cámaras, nunca mandó a la policía a entrevistar a los vecinos«. «Pensamos que todas esas diligencias se estaban haciendo, pero después a los meses supimos que no se había hecho nada», enfatizó.
Donde se encontró a Francisco, “todo lo que eran las amarras, las cintas, nunca se periciaron, nosotros al otro día hicimos aseo porque quedó todo con sangre, para que no lo vieran los niños. Nosotros mismos tomamos esas cosas y las guardamos, sin saber también que ese era trabajo de la policía, que la fiscal debería haber dado la orden de que nadie se acercara al lugar para ellos poder periciar todo eso«.
«Con mis propias manos recogí todo eso ensangrentado, cintas, paños, todas esas cosas y las eché a una bolsa y las enterré, lavé todo lo que era sangre para que no quedara ahí. Después a los días la policía se contacta con nosotros para saber lo que había pasado y yo les dije que todas esas cosas las había recuperado y enterrado. Ahí la policía me dijo que las desenterrara y ellos las fueron a buscar. Fue a los dos o tres días y eso se supone que tienen que hacerlo en el instante«, explicó Ariel.
Tras dos meses, el caso quedó a cargo de otra fiscal, la cual comenzó a «ver las pericias, todo lo que se tenía que hacer los primeros días, ella lo empezó a hacer pero a los dos meses, entonces todo lo que es huellas ya no servía mucho», sumado a que debido al paso del tiempo ya no se encontraron registros de aquel día en las cámaras de seguridad.
Sumado a esto, Ariel indicó que su padre era muy conocido por los habitantes del sector, por lo que tras el crimen se acercaron a la familia testigos anónimos que conocían a los delincuentes, quienes informaron sus nombres al ser entrevistados por la policía, señalando que se trataría de delincuentes que viven en el lugar y pertenecen a una banda criminal.
Asimismo, detalló que «al tiempo después se encontraron unos guantes de los tipos y a esos se le hicieron pericias de ADN, por si se encontraba algo». «Hay nombres, la policía sabe de eso, entonces no nos explicamos por qué a estos tipos no se les da la orden de hacerles exámenes de ADN para comparar con lo que se encontró en los guantes», planteó.
Finalmente, Ariel indicó que hace aproximadamente un mes «la segunda fiscal como que quería cerrar el caso, nos dio a entender que no habían mas pistas pero nosotros no lo aguantamos. Le dijimos que no y el abogado también, que eso era imposible si hay evidencia, ADN, nombres y testigos anónimos, era imposible cerrar el caso (…) no fue algo formal pero nos dio a entender que era algo muy difícil, que bajáramos los brazos”.
Hace pocos días el abogado de la familia solicitó que se realicen nuevas pericias junto a exámenes de ADN, por lo que aún están a la espera de la respuesta por parte del Ministerio Público. CHH