Tras una serie de conflictos internos, el autodenominado Estado Islámico, tomó una cruda decisión y decapitaron a 15 de sus yihadistas.
Las disputas comenzaron en el Bastión de Isis en Afganistán, Nangarhar. Ahí algunas facciones del grupo extremista terminó con el macabro asesinato de personas que pertenecían a sus mismas filas.
Los conflictos han aumentado, luego que los terroristas perdieran todos sus centros urbanos que estaban emplazados en Siria e Irak. En tanto los problemas entre ellos, están potenciados por la presión de las fuerzas de seguridad.
Según consignan medios internacionales las decapitaciones ocurrieron en el distrito de Achin, donde «Algunos de ellos ya han comenzado a matarse unos a otros».
«No tienen bases permanentes en las aldeas y han huido a las montañas vecinas, desde donde lanzan a veces sus ataques de guerrillas y vuelven a huir», explicó el portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri.
Agregó a su vez que el número de combatientes terroristas se ha reducido de varios miles a medio millar, tras las ofensivas aéreas y terrestres de las tropas afganas e internacionales.
