El estudio “Las personas y el cambio climático” realizado por Ipsos reveló que un 77 % de los ciudadanos se declara inquieto por los impactos del cambio climático en Chile.
Al respecto, un 53 % considera prioritario impedir que la temperatura global promedio supere los 1,5 °C. No obstante, en 2024 este umbral fue sobrepasado, alcanzando los 1,6 °C, lo que ha generado alarma entre la población.
En esa línea, los efectos del calentamiento global ya se pueden observar y un 72 % de los encuestados cree que la última década ha sido la más calurosa registrada.
Este nivel de percepción sitúa a Chile como el cuarto país con más personas que declaran haber experimentado un aumento en la temperatura, solo superado por Colombia, México y Brasil.
“Solo uno de cada cuatro chilenos piensa que el país está siendo presionado a sacrificar demasiado para abordar la crisis, siendo el tercero de los 32 medidos donde menos personas piensan esto, lo que muestra que hay espacio para mayor acción en este ámbito”, señaló Miguel Pinto, subdirector de Estudios Públicos en Ipsos Chile.
Compromiso ciudadano
Pese a la alta preocupación, el compromiso ciudadano ha mostrado una disminución. Aunque un 72 % opina que si no se actúa ahora se estará fallando a las generaciones futuras, esta cifra representa una caída de 16 puntos respecto al 2021.
La mayoría de los chilenos (67 %) piensa que el país debe hacer más para enfrentar esta crisis, tanto desde el Estado como desde el sector privado. Asimismo, un 68% afirma que, si las empresas no actúan, estarían fallando a sus empleados y clientes.
Respecto al rol de Chile en el ámbito ambiental, solo un 27 % lo considera un líder mundial, y un 37 % cree que el Gobierno tiene un plan claro para abordar la emergencia climática junto con las empresas y la ciudadanía.
La preocupación se extiende al ámbito de la salud, con un 57 % señalando que el cambio climático representa la mayor amenaza sanitaria para la humanidad.
A pesar de los temores, la visión de los chilenos sobre una transición hacia energías renovables es optimista: solo un 27 % cree que restringir los combustibles fósiles dañaría la economía, mientras que un 43 % espera un impacto positivo en el empleo y un 33 % en la reducción de la pobreza.
“La transición de combustibles fósiles a energías renovables es uno de los grandes desafíos de la humanidad para los próximos años, y los chilenos miran este cambio con un cierto optimismo, probablemente por el liderazgo de nuestro país en la materia”, concluyó Pinto.