Este martes la senadora Isabel Allende (PS) solicitó la palabra en el Senado para referirse a la fallida compra de la casa de su padre, el expresidente Salvador Allende, y al fallo del Tribunal Constitucional (TC) que ordenó su destitución.
Aunque aún no ha sido notificada oficialmente, la parlamentaria anticipó con emoción que esta podría ser su despedida tras 30 años de carrera. “Este es uno de los momentos más duros de mi vida”, expresó entre lágrimas.
“Jamás he tenido contrato alguno con el Estado y no tengo, y nunca he tenido una empresa. Ante todo, actué confiando en la institucionalidad”, señaló.
Allende reconoció su responsabilidad en el caso, aunque recalcó que no es abogada. Asimismo, afirmó que acatará el fallo, pero insistió en que eso no significa callar. “Esta decisión representa una profunda injusticia”, sentenció.
“Quizás mi error fue no haber consultado más”
Por otra parte, la congresista criticó que, aunque la determinación del TC es legal en apariencia, vulnera principios democráticos y de proporcionalidad.
“Quizás mi error fue no haber consultado más, pero en ningún momento, y quiero repetirlo, en ningún momento ningún ministerio, ningún funcionario, ninguna autoridad involucrada nos advirtió o recordó que existía una posible inhabilidad constitucional”, reflexionó.
Del mismo modo, añadió que su trayectoria “habla por sí sola, y esa trayectoria, que me permito calificar como honesta y transparente, es la mejor prueba de lo absurdo que resulta pensar en una intención maliciosa de mi parte”.
“Me voy serena porque sé lo que he dado, porque sé quién soy, porque sé que, a pesar de esta salida forzada e injusta, mi historia no termina aquí. Me voy con la emoción profunda de haber servido a Chile con convicción, con pasión y con amor”, concluyó.
Tras su intervención, fue abrazada por varios colegas, mientras la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, le entregó un ramo de flores como muestra de apoyo.
