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Actualmente son varias las personas que utilizan “métodos fáciles” para bajar de peso, sin embargo, estos pueden poner en riesgo la salud.
Este lunes, el Instituto de Salud Pública emitió una alerta por mal uso de medicamentos para la diabetes y el sobrepeso. Se trata de Victoza y Sazenda, cuyo contenido es la Liraglutida. Ambos tienen como condición de venta la presentación de receta médica, pero están siendo utilizados para bajar de peso, en una indicación diferente a la aprobada en el caso del primero, y sin el acompañamiento profesional adecuado en el caso de ambos.
La Victoza es un medicamento inyectable subcutáneo indicado para lograr el control glucémico en el tratamiento de adultos con diabetes mellitus tipo 2, en conjunto con dieta, ejercicios y otros productos farmacéuticos como metformina, sulfonilurea o tiazolidindiona u otros. Para quienes lo utilizan sin prescripción médica, los efectos adversos pueden ser más frecuentes o de mayor magnitud, incluyendo náuseas, diarrea, dolor abdominal y gastritis, así como también otros de mayor gravedad, como obstrucción intestinal, pancreatitis necrosante, insuficiencia renal o incluso un infarto cardíaco.
El medicamento Saxenda, que también es inyectable subcutáneo, está indicado, en combinación con una dieta baja en calorías y un aumento de la actividad física, para controlar el peso en pacientes adultos con un índice de masa corporal (IMC) inicial de al menos 30 (obesidad) o entre 27 y 30 (sobrepeso). Quienes no lo utilicen adecuadamente pueden tener efectos secundarios graves como pancreatitis, enfermedades de la vesícula biliar, insuficiencia renal, pensamientos suicidas y aumento de frecuencia cardíaca.
El jefe del Subdepartamento de Farmacovigilancia del ISP, Juan Roldán, aseguró que “los medicamentos deben ser utilizados bajo supervisión médica y para tratar la patología para la cual han sido autorizados. En estos casos estamos hablando de medicamentos que se expenden solamente con receta médica, por lo tanto, se entiende que los pacientes deberían estar acompañados por un profesional de la salud”.
En ese mismo contexto, agregó que “cuando un medicamento se usa inapropiadamente por muchas personas, este uso indiscriminado podría obligar a la autoridad sanitaria a modificar la condición de venta o retirar el medicamento, perjudicando a los pacientes que de verdad podrían beneficiarse de él, puesto que ya no lo tendrán disponible”.