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Según la Policía Federal, varias empresas brasileñas sobornaron a fiscales sanitarios para que autorizaran la vena de carnes vencidas “maquilladas” con productos químicos o que no cumplían con los requisitos para el consumo.
El escándalo alcanzó dimensiones internacionales y llevó a una veintena de países a anunciar restricciones temporales a las importaciones de las carnes brasileñas.
El gobierno de Michel Temer inició una fuerte ofensiva para intentar limitar el impacto de la crisis a las empresas investigadas, y algunos países como Chile, China, Egipto y Corea del Sur, que habían decretado restricciones a las importaciones de carne brasileña, han vuelto a autorizar las importaciones tras recibir las pertinentes aclaraciones.
No obstante, otros importantes compradores, como Hong Kong y la Unión Europea, continúan con limitaciones sobre la carne brasileña.
Según cálculos oficiales, el escándalo puede costarle a Brasil un 10% de su mercado externo y pérdidas en torno a los 1.500 millones de dólares anuales.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo, y el cuarto en el segmento de cerdos. CH H.