Foto: Chicureo Hoy
Pasadas las diez de la mañana, el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, confirmó que los locales censales estaban totalmente operativos, pese a múltiples quejas de los voluntarios que afirmaban un exceso de desorden y desorganización en algunos sectores de la capital.
Sin embargo, al mediodía ya se había regularizado el proceso de Censo 2017 y los censistas pudieron avanzar en las encuestas de veintiún preguntas con normalidad en los más de seis millones de hogares en el país.
Pese a ello, ha habido una serie de quejas y cuestionamientos al proceso, aunque dirigidas al diseño de la encuesta propiamente tal, dado que las preguntas no incluyeron temáticas de discapacidad, diversidad sexual, relegó o, incluso, nacionalidad, pensando en la gran cantidad de inmigrantes que han llegado a nuestro país desde el último sondeo nacional.
La Asociación OTD Chile, vinculada a personas transexuales afirmó que “con este conteo no habrá manera de saber cuántas personas trans somos, ni menos saber cuántas personas intersex hay en Chile, perpetuando la invisibilización y exclusión sistemática de esta porción de la población por parte del Estado”.
Ante este escenario, desde el Instituto Nacional de Estadísticas, su directo, Ximena Clark, explicó que este se trata de un censo abreviado que pretende subsanar la serie de errores ocurridos en el censo de 2012.
“Este es un censo abreviado que nos permitirá obtener información demográfica como sexo, edad, relación parentesco al interior de un hogar, y establecer el marco muestran que permite diseñar encuestas con posterioridad, como la Casen”, dijo Clark.
En catalogado “mejor Censo de la historia”, donde se realizaron 42 preguntas, se gastaron 30 mil millones de pesos que dieron como resultado que cientos de datos estadísticos fueran directamente a la basura, haciendo más difícil la realización de una serie de políticas públicas que se hacen en base a esta encuesta. CH H.
