Este miércoles recién pasado, el Senado de Brasil tomó la decisión de destituir a Dilma Rousseff. Con 61 votos a favor y 20 en contra, la ahora ex mandataria debió dejar su cargo.
Michel Temer, hasta entonces vicepresidente, debió asumir el cargo que desarrollaba de forma interina desde el 12 de mayo pasado, cuando decidieron suspender momentáneamente a Rousseff.
El abogado constitucionalista de 75 años, nacido en Tieté, interior de Sao Paulo y el líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el más grande en cuanto a cantidad de diputados y senadores, ha desempeñado diferentes cargos como procurador general del Estado de Sao Paulo y secretario de Seguridad Pública del mismo Estado.
Además fue diputado en seis períodos y ocupó tres veces la presidencia de la Cámara de Diputados en los años 1997, 1999 y 2009.
Acompañó durante varios años a Dilma Rousseff en su gobierno. Sin embargo, durante el último tiempo la relación con la ex mandataria se quebró.
Una semana antes de que se realizara la primera votación para permitir el enjuiciamiento de Rousseff, se filtró un audio en donde Temer anunciaba que dirigiría el gobierno, en caso de la salida de la mandataria en ese entonces, y sería la salvación nacional.
Lo anterior, fue una prueba para Dilma Rousseff para considerarlo como parte de una conspiración contra su gobierno. Por lo mismo, señaló que Temer era el “jefe de los conspiradores”.
A pesar de que hay amplios sectores que no se sienten representados por él, Michel Temer tendrá la misión de sacar a su país de la crisis social, política y económica mientras dure su mandato, que terminará en enero de 2019. CH H