El pasado jueves 11 de enero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refirió a Haití, El Salvador y algunas naciones africanas como “países de mierda”, en el marco de una reunión de migración, lo que generó gran polémica en todo el mundo.
Días después de haber emitido este tipo de comentarios, el mandatario señaló a la prensa desde el Trump International Golf Club en Florida, que “no soy un racista. Soy la persona menos racista que jamás han entrevistado, eso se los puedo afirmar”.
Junto con esto, afirmó que el país estaría esforzándose por alcanzar un acuerdo de inmigración: “estamos listos, dispuestos y en condiciones de llegar a un acuerdo sobre el DACA”, que corresponde al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que resguarda a los inmigrantes de Estados Unidos que llegaron de manera ilegal cuando eran niños.
El viernes pasado Trump negó en Twitter haberse referido así a esos países, a pesar de que había sido consignado por The Washington Post y The New York Times, sin embargo, un senador del Partido Demócrata que participó del encuentro confirmó los dichos, lo que puso al mandatario en el ojo del huracán.
En relación a la oposición política, afirmó que “no creo que los demócratas quieran llegar a un acuerdo. Los beneficiarios del DACA deberían saber que los demócratas son los que no van a llegar a un acuerdo”, agregando que “no quieren seguridad en la frontera. Hay gente entrando a raudales. No quieren detener las drogas, y quieren quitarles dinero a nuestros militares, algo que no podemos hacer”. CH H
