La primera señal que María recibió fueron pañoletas de colores. Su perro, el «Negro», regresó un día a casa con una pañoleta roja atada al cuello. María no entendía. El Negro se desesperaba cada vez que había jolgorio en la Alameda. Huía cuando había protesta. «Una vez yo andaba en el Paseo Ahumada y me encontré con que él iba encabezando una marcha de estudiantes hacia la Plaza de Armas». Así fue cómo se dio cuenta de que su perro era un revolucionario, contó su dueña en el documental «Matapaco» (2013).
«El primero en la fila de la trinchera»
En las calles «El Negro» fue bautizado como «Matapacos». Era un participante frecuente de las manifestaciones sociales, sobre todo de las estudiantiles que ocurrieron desde el 2011. Su apodo estaba vinculado a su personalidad. Negro, quiltro y siempre con una pañoleta atada al cuello. «El Negro Matapacos» se hizo famoso por enfrentar a la autoridad. Cada vez que aparecía Fuerzas Especiales de Carabineros se alteraba. Era «el primero en la fila de la trinchera», decían los jóvenes. El Matapaco desafiaba al Guanaco y mordía a la policía.
«Estudiante reencarnado»
En las universidades santiaguinas el «Negro Matapacos» se convirtió en una celebridad. Sobre todo en la Universidad Central y en la Universidad de Santiago, instituciones en las que fue recibido muchas veces con cariño y fotografías. La mayoría de los estudiantes lo conocía y lo distinguía en las protestas. Siempre adelante. Siempre enfrentándose a Carabineros. Sus pañoletas de colores en el cuello también lo transformaron en un personaje característico de las manifestaciones sociales.
María lo bendecía antes de que saliera a la calle. Le marcaba con los dedos una cruz en la frente. Una amiga católica le dijo que «El Negro» era diabólico. Para ella era incomprensible el fervor del perro por participar en las manifestaciones. Pero para María su mascota «representaba a los chiquillos» que salían a las calles a exigir cambios sociales. Por eso nunca consideró las advertencias de su amiga. Imposible que «El Negro» fuese diabólico. De ser así, nunca hubiese aceptado sus bendiciones, pensaba María.
Marcela Valdebenito siempre creyó que el Matapacos moriría en su ley: apaleado en alguna manifestación en la Alameda. La dueña del local ubicado en el Centro de Santiago, el que el Negro solía visitar en sus andanzas por la ciudad, dice que lo conoció un día en que ella le dio agua. Después de ese primer encuentro, su amistad se prolongó por más de tres años. La profecía de Marcela no se cumplió. «El Negro Matapacos» no murió en una batalla, sino que falleció en el 2017 por achaques de viejo.
Homenaje póstumo
En la memoria colectiva de los santiaguinos perdura el recuerdo del «Negro Matapacos». Incluso, en la Universidad de Santiago realizaron un mural en su honor. Pero ese no es su único retrato. En muchas paredes de la ciudad se ha inmortalizado. También, la web se ha llenado de imágenes alusivas a él. Desde el estallido social en Chile, «Matapacos» ha sido recordado. Muchos de los manifestantes de la generación estudiantil del 2011 han asegurado que de estar vivo, el «Negro Matapacos» sería parte de los manifestantes indignados.
Para no olvidarlo, en cada protesta que se ha realizado desde que se desató la crisis, los participantes han llevado una escultura del «Negro». Incluso, tiene una pañoleta como las que solía usar el «Matapacos».
Tanta ha sido su popularidad póstuma, que tras derribar la estatua del general Manuel Baquedano que estaba en Plaza Italia, los manifestantes han solicitado una escultura que lo homenajee. En la plataforma Change.org han comenzado a pedir firmas para que su petición sea considerada. «Queremos una estatua del perro «Negro Matapacos» en Baquedano, para que así cada persona que pase por ahí vea y recuerde a este héroe. Además de convertirse en un punto de reunión para todos», se explícita en la petición.
De Chile a New York
«El Negro Matapacos» no solo se ha transformado en un símbolo nacional de la crisis en Chile. También, es considerado un ícono de la revolución y rebeldía en otros países. De hecho, la revista estadounidense Hyperallergic le realizó un homenaje.
Asimismo, personas de New York que se manifestaron evadiendo el metro pegaron afiches del «Negro Matapacos» en las instalaciones del transporte subterráneo. «El perro chileno atacante de policías que se convirtió en un símbolo mundial de protesta», destaca Hyperallergic. Definitivamente, la revolución del «Negro Matapacos» trascendió las fronteras. CHH
