Tras contraerse en un 0,2%, sumando su segundo trimestre de caídas del Producto Interior Bruto (PIB) debido a la crisis global derivada de la guerra de Ucrania y a la inflación, la economía de Estados Unidos entró en una recesión técnica.
Pese al diagnostico entregado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BEA), donde se confirma este segundo descenso del PIB lo que corresponde a una recesión técnica, el Gobierno estadounidense no cree que se encuentre en este escenario dada la robustez de su economía.
Según el informe publicado este jueves por la BEA, se calcula un ritmo anual de caída del 0,9%, teniendo en consideración que el primer trimestre el descenso fue de un 0,4% y el segundo de un 0,2%. Esto se explica por la influencia de la alta inflación, problemas en la cadena de suministros, el aumento de las tasas de interés y como contrapartida está el desempleo.
Además, se registró una disminución en la inversión privada, en el inmobiliario (residencial y no residencial), en el gasto de los gobiernos federal, estatal y locales, los que en parte fueron compensados por un aumento en las exportación y el gasto del consumidor.
Desde el Gobierno e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Reserva Federal ya preparaban el terreno para afrontar este esperado mal dato, sin embargo, han insistido que hay varios indicadores económicos para establecer que el país no está entrando en recesión.
Este dato entregado por BEA se suma al aumento en un 0,75 puntos en la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el cual corresponde al segundo aumento del tipo de interés oficial. Asimismo, las autoridades no descartan otro aumento para septiembre. CHH