Como un “sacrilegio” fueron catalogados, por un grupo de sacerdotes evangélicos, los libros de Harry Potter. Por ello, y argumentando que siempre “obedecen a la palabra”, decidieron quemar los textos escritos por J.K. Rowling.
Los religiosos precisaron que su medida fue tomada debido a que rechazan la incorporación de la magia en las narraciones.
A través de Facebook, el grupo denominado SMS from Heaven Foundation, originario de Polonia, compartió imágenes de cómo fueron quemados los libros. CHH