Este viernes a las 8.51 hrs, un terremoto de 7 grados en la escala de Richter sacudió la frontera entre Turquía y Grecia, provocando la muerte de 4 personas, 120 heridos e incluso un leve tsunami en la isla griega de Samos.
Según confirmó a través de Twitter el ministro turco del Interior, Suleyman Soylu, al menos «seis inmuebles se derrumbaron en Bornova y Bayrakli», localidades de la provincia de Esmirna -el epicentro del movimiento telúrico- ubicada al oeste de Turquía.
Por su parte, el presidente de dicha nación, Recep Tayyip Erdogan, declaró en la misma red social que todas sus «instituciones comenzaron a desplazarse al lugar para iniciar los esfuerzos necesarios» y así evitar mayores daños en el país.
En este contexto, es preciso recordar que Turquía se encuentra en una de las zonas más sísmicas del mundo: en 1999, hubo un terremoto de 7.4 grados que cobró más de 17 mil vidas; en 2011, uno de 7.1 que causó el fallecimiento de 600 ciudadanos; y, en enero de este año, hubo un sismo de 6.7 grados, en donde murieron cerca de 40 personas.
Cabe destacar que en Grecia no se reportaron fallecidos ni mayores daños infraestructurales, aunque, según afirmaron medios locales, hubo un derrumbe de una iglesia.
Por último, es prudente mencionar que el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, SHOA, descartó que el sismo pudiese ocasionar un tsunami en las costas de nuestro país. CHH