En la comuna de Lampa se encuentra el campamento Villa Dignidad de Batuco, allí se vive el drama de la pobreza y el abandono, según indican sus propios habitantes, en su mayoría chilenos, pero con una cuota importante de inmigrantes. Hoy en medio de la pandemia necesitan apoyo para superar una crisis agudizada por las lluvias que han inundado sus calles.
El frío y la humedad no dan tregua. En medio de ese panorama, una joven de 30 años, haitiana y madre de una pequeña lactante, luego de sentir síntomas de resfrío, ayer falleció en su casa, acompañada de su marido.
Se desconoce su causa de muerte, porque el 10 de junio pasado acudió al centro de salud familiar de Batuco y fue devuelta a su domicilio con un paracetamol y salbutamol, según indicaron sus cercanos.
Nunca hubo un PCR de por medio porque se requerían síntomas adicionales a la fiebre, sobre 38,5 grados que mantuvo. No fue suficiente tener antecedentes de asma crónica y tampoco dolores musculares, comentó la abogada Marcela Concha, voluntaria del campamento, que conversó con Chicureo Hoy.
Los habitantes de Villa Dignidad acusan que no hubo protocolo, que la joven esperó desde la 9 de la mañana hasta las 20.30 horas en la misma silla donde falleció, para que se activara un plan de contingencia desde Salud. No llegaron por ella en ambulancia, pese a los llamados.
Carabineros y el Servicio Médico Legal se hicieron cargo del fallecimiento. El equipo Covid, de salud municipal no encontró necesario aislar contactos, ni aplicar test de manera masiva. La joven madre y su entorno no fueron tratados como pacientes con coronavirus, ni siquiera sospechosos, explicó la abogada.
Por esta razón no habrá residencia sanitaria, y solo esperarán un informe del SML que pueda disipar las dudas del porqué se produjo el deceso de la mujer.
Marcela Concha, graficó la profundidad de los problemas que arrastra el campamento. “En el verano nos encontrábamos en una situación bien compleja por el calor, por falta de agua. Se instalaron desde el municipio estanques que duraban 3 a 4 días. Ahora con el frío es crítico, es muy grave. Hay mucha gente que está hoy día literalmente en el agua. No tienen techos, ni paredes”.
Se trata de más de 750 familias que viven desde octubre pasado allí, donde habitan aproximadamente 400 niños. La mayoría de los adultos quedó sin trabajo porque tenía empleos informales. No reciben ningún beneficio económico por el solo hecho de no tener domicilio.
“El gobernador y la alcaldesa tienen la idea de que esta gente, por estar en una toma, no puede recibir ayuda estatal, es un equivalente de castigo por haberse tomado un terreno que no es de ellos. Si bien no es legal que lo que están haciendo, están en conversaciones con el dueño del terreno, muchas de las personas que están ahí han intentado tener casa, pero no califican para crédito, y muchas otras razones, nadie está ahí porque le guste”, expresó la abogada.
Marcela Concha, apela a los derechos humanos y a “la obligación constitucional de cuidar a los ciudadanos, proteger la vida, lo que está absolutamente vulnerado en esta situación”, enfatizó.
En las últimas horas ninguna autoridad se ha contactado con los habitantes del campamento. No hay instituciones más allá de una iglesia evangélica local y algunos privados como Marcela, que estén gestionando apoyos oficiales.
La abogada inició una campaña de ayuda para los niños con el fin de recolectar leche, pañales y readecuar la casa de la guagua de Jean para protegerla del frío, sólo como iniciativa propia, que busca en parte, apaciguar el dolor de padre de la niña, aún atónito, sin atención médica, ni sicológica, y que quedó al cuidado de su guagua que hoy cumple 5 meses. CHH
Para gestión de ayuda Marcela Concha WhatsApp +56 9 9237 1650