A tan solo unos metros de las viviendas de Estancia Liray, en la comuna de Colina, se extiende un campamento que ha generado un sinfín de problemas a los vecinos del sector.
Mientras disfrutan de la tranquilidad de su hogar se ven obligados a convivir con una toma que ha crecido de manera exponencial, trayendo consigo violencia, inseguridad, ruidos molestos, basura y hasta la sensación constante de estar en peligro. Así lo cuentan los habitantes de la zona, quienes denuncian que la presencia de este asentamiento ha transformado su calidad de vida en una verdadera pesadilla.
Desde que la toma comenzó a expandirse la comunidad ha experimentado una serie de dificultades que han impactado tanto su bienestar emocional como físico. Un vecino de Estancia Liray, quien prefiere mantener su identidad en el anonimato, asegura que los problemas comenzaron poco después de su llegada al sector en 2020.
«Esta casa yo la compré durante la pandemia, en 2020, y desde el año 2021 la toma ha crecido de manera descontrolada. Han hecho segundos pisos y hasta talleres mecánicos. Es como una tierra de nadie», relata con evidente preocupación.
La falta de control por parte de las autoridades, como la policía, ha permitido que se desarrolle una situación fuera de control. «En la noche las motos vuelan por ahí. He visto a los repartidores de Rappi a las cuatro de la mañana. No hay control, es una zona sin fiscalización», agrega.
Uno de los problemas más graves que enfrentan los vecinos es la acumulación de basura. «Es un basurero, lleno de botellas de cerveza, papeles, todo tirado», cuenta el vecino.
La situación se ha vuelto insostenible, afectando no sólo la estética del lugar, sino que también ha generado graves problemas de salud. «Lo peor es que queman la basura, el humo y el olor son insoportables. Es algo que no se puede vivir», denuncia el habitante, haciendo eco de las quejas de otros residentes. Este problema se ve agravado por la falta de servicios básicos en el campamento, lo que ha llevado a algunos a desechar residuos de manera irresponsable.
A lo anterior se suma la violencia que se vive a diario en las inmediaciones del campamento. «La bulla es insoportable los fines de semana, hasta altas horas de la noche. Es común escuchar peleas, gritos, incluso he tenido que hacer denuncias por el ruido y las amenazas», relata el entrevistado, quien también dice haber sido víctima de agresiones.
«Nos tiran botellas, huevos. Hubo una vez en que me rompieron el ventanal, tuvimos que poner protección. Es horrible», agrega, subrayando la tensión que se vive en la comunidad. La violencia ha llegado incluso a amenazar la seguridad física de los residentes. «Nos han amenazado con cuchillos cuando les pedimos que bajen el volumen. Son muy violentos», comenta, visiblemente afectado por la situación.
El miedo constante ha invadido a las familias de Estancia Liray. «Nos acostumbramos a vivir con miedo. Sabemos que todos los fines de semana tenemos que salir porque no se puede estar tranquilos. Las peleas y los gritos son constantes y están a solo unos metros de nuestras casas», comenta una vecina, quien también denuncia la presencia de personas que entran a robar a las casas cercanas. «En la casa de al lado han entrado tres veces en la noche. Se roban neumáticos, se llevan lo que encuentran», relata.
La situación se ha vuelto tan insostenible que muchos vecinos han tomado medidas drásticas para protegerse. «Algunas familias han decidido vender sus casas y mudarse a otras comunas. No pueden soportar más la violencia y la inseguridad», narra la vecina.
A pesar de las denuncias realizadas a las autoridades, la respuesta ha sido insuficiente. «La alcaldesa ha venido, hemos hablado, pero no hay respuestas. Nos dicen que no se puede hacer nada», expresa uno de los afectados.
La falta de acción por parte de las autoridades locales ha generado frustración entre los vecinos. «La inmobiliaria Manquehue también está muy cuestionada, nos dijeron que esto iba a ser un parque, un área verde, y ahora estamos viviendo con un campamento al lado», reclama una vecina. Las promesas de que el espacio se utilizaría para el bienestar de la comunidad han caído en oídos sordos, dejando a los residentes con un sentimiento de traición y abandono.
«Cuando compramos las casas nos dijeron que sería un parque, nunca nos dijeron que al lado habría una toma. Muchos vecinos se sienten estafados», señala otra vecina, agregando que «nos sentimos engañados, y la plusvalía de nuestras casas ha bajado. La inseguridad es constante, la convivencia con el campamento ha hecho que todo sea un caos».
La situación también ha puesto en evidencia la necesidad de un diálogo más efectivo entre las autoridades, las inmobiliarias y la comunidad. «No puede ser que estemos en esta situación sin que nadie tome cartas en el asunto. Necesitamos respuestas y soluciones inmediatas», enfatiza un vecino. La falta de fiscalización ha creado un ambiente propicio para el descontrol, lo que ha llevado a muchos a exigir un mayor compromiso por parte de las autoridades.
«Dicen que el campamento se va a ir con las viviendas sociales, pero son 300 familias las que viven ahí. Las casas sociales que están construyendo no alcanzan ni para la mitad», explica una vecina.
El futuro de Estancia Liray parece incierto. Los vecinos piden medidas urgentes, ya que la situación no solo está afectando su calidad de vida, sino también su seguridad y la de sus familias. «Fiscalización es lo que más necesitamos. Es fundamental saber quién vive ahí y, si hay gente que está indocumentada, regularizar su situación. No podemos seguir viviendo así», concluye un vecino, agregando que «esto ya no puede seguir así, las autoridades tienen que tomar cartas en el asunto».
Cabe destacar que en una nota publicada por Chicureo Hoy en junio de 2023, y según datos del Catastro Nacional de Campamentos elaborado por la organización Techo para Chile, Colina es la tercera comuna con mayor cantidad de campamentos en la Región Metropolitana, después de Lampa y Maipú.
En la comuna existen 11 campamentos ubicados en distintos puntos, principalmente en la zona centro, con accesos principales a través de carretera General San Martín, calle San Alberto y calle Aconcagua. Según los últimos datos de la Unidad de Vivienda de la Municipalidad de Colina, aproximadamente 2.120 familias viven en estos campamentos.
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