Este martes, el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, junto al director nacional de Orden y Seguridad de Carabineros, el general inspector Esteban Díaz, entregaron un balance sobre la labor preventiva de la institución durante el período estival.
En ese contexto, el general informó que, entre enero, febrero y la primera semana de marzo, se registraron 114 fiestas clandestinas, equivalentes al 49% de los eventos ilegales -232 en total- que se han constatado desde que inició la pandemia, a mediados de marzo del 2020.
«Solo durante el último fin de semana, debimos intervenir en 14 fiestas clandestinas, con 146 detenidos. Además de Carabineros, somos chilenos, y estas cifras nos duelen y nos deben avergonzar como país. Es un comportamiento irresponsable e indolente con las miles de familias que han perdido a sus seres queridos a causa de este virus», afirmó el uniformado en medio de la conferencia.
Sin duda, de los eventos clandestinos más polémicos del verano fueron las fiestas no autorizadas en Cachagua, en la comuna de Zapallar, para la víspera de Año Nuevo, en donde se confirmaron al menos 40 contagios de Covid-19 y 100 contactos estrechos.
Ante esto, la Seremi de Salud de Valparaíso anunció el 22 de enero que ya se han cursado dos multas a dos participantes de estos eventos: una fue al dueño del local Santo Diablo, que deberá pagar $51 millones de pesos luego de que se realizaran dos reuniones clandestinas en su recinto los días 2 y 4 de enero; y la otra fue a uno de los asistentes a la masiva fiesta que fue ampliamente difundida en redes sociales, quien deberá pagar $25 millones de pesos, ya que se contagió en el lugar y no cumplió con la cuarentena respectiva. CHH
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