Hace unos meses hablamos de los beneficios que traía el entrenamiento a través de la electro estimulación, un sistema que promete resultados a corto plazo y con sesiones breves pero no por eso menos intensas. Sin embargo, existen riesgos si no son bien utilizados los equipos que forman parte de esta actividad.
El traje de electro estimulación permite realizar en 20 minutos una sesión que, debido a su intensidad, puede equivaler hasta tres horas de ejercicio tradicional. Con un traje que emite pequeños golpes de corriente durante el entrenamiento, el músculo trabaja más que en una sesión normal. Debido a lo anterior, existen algunos mitos en torno a este entrenamiento, inclusive implicando un riesgo para quienes no cuentan con el conocimiento adecuado.
Hay que tener en cuenta que este entrenamiento no es “milagroso” ni tampoco puede ser realizado por alguien que no tenga una preparación física adecuada. Además, debido a la complejidad de este sistema, debe ser supervisado por un experto. Al respecto, el magíster en Fisiología del Ejercicio Manuel Alvear indica que “este tipo de equipamiento debe ser utilizado por profesionales que vengan del área de la actividad física y salud, como los kinesiólogos. De esta manera se evita que ocurran accidentes o lesiones en quien lo utiliza”.
El mal uso de este método puede causar rabdomiolisis, enfermedad que es producida por el exceso de daño muscular a raíz de la actividad física mayor a la que el cuerpo está acostumbrada a tolerar, patología que puede derivar incluso en una falla renal. Generalmente este síndrome se presenta en personas sedentarias que se ven expuestas a rutinas de ejercicios demasiado fuertes.
A pesar de los riesgos, el experto es enfático en señalar que el uso correcto de este traje (respetando la cantidad de sesiones que el cuerpo pueda soportar y no usándolo todos los días), puede traer grandes beneficios, “hay estudios que incluso son aplicados en la misma NASA y la Fuerza Área de Estados Unidos, en donde los pilotos son entrenados a través de este método”, concluye. CH H
