Durante una hora de ejercicio el cuerpo pierde entre 1,5 y 3,5 litros de agua, es por eso que hidratarse de manera adecuada es de suma importancia por cada rutina y es que además de recuperar lo que se pierde, el agua cumple la función de control de temperatura corporal entre otras cosas.
A través del sudor, que el cuerpo elimina el 90% del agua y si bien, esto es un proceso natural, basta con un nivel de deshidratación equivalente al 1% del peso corporal, para que se registre un aumento de temperatura de 0,3% grados. Es por eso que el consumo de líquidos es muy importante, Petar Mergudich Essman profesor de Sportlife Chicureo, explica que además de la termorregulación “el agua permite la eliminación de desechos metabólicos, lubricación de articulaciones y absorción de nutrientes”.
Si el grado de deshidratación es del 3%, disminuye la resistencia muscular por pérdida de eficiencia bioenergética causando desorientación y cefalea. Es la sed la manera en que el cuerpo alerta sobre este estado. Mergudich recomienda beber líquido en las tres etapas: dos horas antes de la rutina se debe ingerir medio litro, durante el entrenamiento de 100 a 150 ml y al terminar el ejercicio 500 ml.
Aguas isotónicas
En el caso que la rutina de ejercicio sea prolongada o intensa, la tasa de sudoración se eleva, por lo que el uso de bebidas isotónicas permite reponer energía, glucosa, sales minerales y potasio, evitando la fatiga muscular y descompensación.