Por Ornela Quintana, nutricionista (ornelaquintana@gmail.com)
Hace muchos años los edulcorantes entraron en la industria alimentaria y cada vez son más las variedades que tenemos para elegir, pero con ello también aparecen más dudas sobre cuál es mejor para reemplazar la sacarosa (azúcar de mesa), si realmente son sin calorías y cuáles son los efectos a largo plazo de su consumo.
Los edulcorantes artificiales son sustancias que no aportan energía (calorías) y que se agregan a los alimentos para proporcionar un sabor dulce incrementando obviamente el placer de comer. La humanidad siempre se ha caracterizado por la preferencia a los alimentos dulces. Debido a esto se decía que el azúcar era el principal responsable de la aparición de muchas enfermedades y surgió la necesidad de buscar algún aditivo que pudiera sustituirla.
El consumo de los edulcorantes puede ayudar a la baja de peso, el control de la glicemia y a la adhesión de una dieta saludable, poseen un mayor poder endulzante que la sacarosa (30 a 300 veces) y son más económicos.
El primer edulcorante artificial utilizado por la industria fue la sacarina, utilizada principalmente como parte de la alimentación del diabético. Entre los edulcorantes más utilizados se encuentran:
-Sacarina: es aproximadamente 300 veces más dulce que el azúcar, no aporta calorías y presenta un gusto metálico en altas concentraciones.
-Ciclamato de sodio: es 30 a 50 veces más dulce que el azúcar.
-Aspartamo: es 180 a 200 veces más dulce que el azúcar y aporta 4 calorías por gramo. Debido a que contiene fenilalanina está contraindicado su consumo en personas fenilcetonúricas.
-Sucralosa: es 500 a 700 veces más dulce que el azúcar, no contiene calorías.
-Acesulfamo de potasio: es 160-220 veces más dulce que el azúcar, es inestable a temperaturas altas. No hay efectos adversos en su consumo ya que no se acumula en el organismo.
-Estevia: es 300 veces más dulce que el azúcar, de origen vegetal, no contiene calorías y tiene posibles beneficios con poder antihipertensivo y anti hiperglicémico.
Las últimas décadas la ingesta de edulcorantes y el riesgo de cáncer se ha debatido ampliamente, pero no hay estudios que demuestren que el consumo a largo plazo de uno o varios edulcorantes artificiales pueda estar relacionados con el aumento del riesgo de cáncer.
También se ha vinculado el consumo de edulcorantes y su relación con el aumento del apetito y la ganancia de peso. Respecto a esto cabe destacar que la sucralosa ha demostrado no provocar cambios en el azúcar en sangre ya que no estimula la liberación de insulina. También se discute que los edulcorantes no poseen poder saciador como el azúcar, incluso podrían causar sensación de hambre y estimular los receptores del gusto creando adicción al sabor dulce, pero aún nada se ha comprobado al respecto.
Podemos concluir entonces que hasta el momento no se han comprobado efectos adversos por el consumo a largo plazo de los edulcorantes artificiales nombrados y que entre sus beneficios está la disminución de calorías en los productos que los utilicen, lo que promueve una baja de peso, la normalización de los niveles de azúcar en sangre y la adhesión a una dieta saludable. CH H