Por Martin Lubowiecki, editor diario Vox (Mendoza).
Estamos transitando esa parte del año que dura más de un mes, pero pasa rápido, con días que no se sabe si son de este año o del año que viene. La órbita de lo que se dice “las Fiestas”. Digamos que el 2015 está «agotado». Y el 2016 se presenta como «el cambio». ¿Y en el medio? ¡Las Fiestas! ¿Y nosotros? Seguimos siendo los protagonistas.
Un año puede ser un montón de cosas. Las que pasaron. Las que podrían haber pasado. Las que no tendrían que haber pasado, pero pasaron. Y todas esas cosas entraron en un increíble mismo rango. En el mostrador de los sucesos, ocuparon la misma categoría. Ahora, en estos días del adiós al 2015, está bueno empezar a promediar, a pensar con otros, tratar de entender “qué es esto” o «que fue esto», “de qué se trata”, «lo que fue y será».
Una perspectiva sobre las cosas de la vida, lo que sucede a nuestro. Pensar también un poquito más en cuestiones que a veces son así, el por qué de esos momentos. Como si uno se propusiera explicar cada realidad desde un particular punto de vista, una manera casi exclusiva de percibir este mundo. Estos tiempos. Con odios, guerras, victorias, derrotas, los compromisos, lo importante, lo que sí, lo que no…
Sería mejor pensarlo todo como un punto y aparte, con eso de hacer «lo propio», lo que uno cree que está bien. Con la posibilidad de un errar muchas veces humanamente, como un justificativo para el resto. Para resumir, borrar, reprogramar y avanzar con la idea de que nadie es perfecto. No tiene sentido pelear en vano, gastar fuerzas. Ni con uno mismo. No todo lo que brilla es oro, esto siempre fue así.
Las opciones están sobre la mesa. Varias ideas sueltas para construir nuestro resumen, y la posibilidad de elegir entre una cantidad estrepitosa de maneras de estar para adelante y también para atrás. ¿Por qué ahora? Bueno, porque en principio (y como al principio) en estos días está bueno pensar con otros, con los demás, para tratar de entender qué es esto, de qué se trata, cómo estamos, y qué fue de nosotros. La lógica indica que no se puede satisfacer todo, y a todos (y todas) a la vez. Pero también esa misma lógica nos marca que este tiempo se va, con calendario y todo. Para muchos puede ser una satisfacción.