Fotos: Chicureo Hoy
“¿Es cierto que el Paso Cristo Redentor es el más lento del mundo?” pregunta un amigo mendocino, residente en Santiago, sorprendido por la odisea de realizar los 365 kilómetros que separan Mendoza de la capital de Chile en 12 horas.
Si usted no es habitué del principal paso terrestre entre Chile y Argentina, no leyó mal: 365 kilómetros en más de 12 horas. Deberían ser 7 horas, como máximo. Pero no. El tiempo parece frenarse por completo en la Cordillera de los Andes.
“Largas filas y demoras tras la reapertura del Paso Cristo Redentor” suele ser el título de las noticias después de una jornada de nevadas en la zona. Justamente, en esas condiciones, se produce una acumulación de vehículos de todo tipo: transporte de carga, de turismo internacional e interno, y de pasajeros. Y en una situación de temporal con viento blanco genera deficiencias en el trabajo de Vialidad, Gendarmería, Carabineros y el resto de los actores del paso fronterizo, porque no se previó la cantidad de vehículos. Mientras el tránsito está detenido, la nevada avanza, y todo colapsa en alta montaña.
Este fin de semana el Paso Internacional Cristo Redentor estuvo cerrado desde el viernes a la noche hasta este domingo al mediodía, cuando mejoraron las condiciones meteorológicas. Con la acumulación de camiones, buses y vehículos particulares, la reapertura fue caótica. Se formaron filas de más de 500 autos.
A ese panorama hay que sumar que, después de la pandemia, el control fronterizo dejó de estar “unificado”, por lo tanto, hay que hacer todo el trámite en ambos lados de la Cordillera (Horcones en Argentina y Los Libertadores en Chile). Y se trata de un trámite que atrasa en el tiempo: llenar planillas a mano, presentar papeles, bajar del vehículo, revisión de cada auto, hacer varios pasos, etc. Todo esto en el 2022, cuando se podría llenar la documentación antes de viajar y validar todo con documentos y un código QR en la frontera, por ejemplo. Pero no. Es igual que en 1980 más o menos.
Como condimento, hay que sumar que los controles de ruta, y la información para los viajeros, no existen: está todo mal señalizado, nadie indica por donde ingresar a los complejos aduaneros, todo es por instinto.
¿Algo más? Si, los camiones se han apoderado de la frontera, detienen su marcha donde quieren, nadie los ordena, interrumpen el paso de los vehículos particulares, lo que suma un ítem más al trastorno.
Al final, ¿es la frontera más lenta del mundo? La verdad que no hay datos oficiales que lo corroboren. Pero aquellos que vivimos la experiencia podemos llegar a dar una respuesta cercana (algo que el trámite no nos otorga).
Dicen en Google que cruzar el Tapón del Darién, entre Panamá y Colombia, es la frontera más intransitable y peligrosa de América Latina, que corta en dos la ruta Panamericana. “Un verdadero infierno” según un informe de la BBC. Es considerado uno de los lugares más biodiversos del planeta. Sin embargo, su densa vegetación se ha convertido en el telón propicio para el paso irregular de migrantes y el narcotráfico. En el Cristo Redentor no existen estos problemas. Es cierto que la nieve y las variaciones climáticas generan un obstáculo real, pero el principal inconveniente es netamente administrativo.
Un estudio de una profesora de geografía, la brasilera Maristela Ferrari, remarca que existen cuatro tipos de fronteras: físicas, geométricas, antropogeográficas y complejas o compuestas. El caso del Paso Cristo Redentor es una excepción, un nuevo tipo: se trata de la frontera involucionada.
Martín Lubowiecki / sontrip.com.ar