El daño que provocan los incendios suele ser irreparable. Cambian dramáticamente el entorno y perjudican a los seres humanos y al ecosistema en su conjunto. “Los animales, ya sea silvestres o domésticos, se ven afectados en forma bastante grave, lo que les implica sufrimiento, dolor, miedo y muerte”, señala la docente de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad del Pacífico, Sylvia Arrau.
“Desgraciadamente el Cuerpo de Bomberos de Chile no tiene una capacitación especializada en este tipo de salvataje en animales, aunque hay muchos voluntarios que son médicos veterinarios y que hacen todo lo posible para capacitarse o aprender nuevas técnicas para salvar a los animalitos que están afectados en los incendios”, comenta la especialista.
Los principales peligros que enfrentan los animales ante este tipo de siniestros son muy similares a lo que sucede con los seres humanos. “No solo está asociado a las altas temperaturas en sí o a la exposición a las llamas, sino que también a los humos tóxicos que se respiran, a la contaminación de las aguas y de la tierra”, precisa la médico veterinaria.
Para la profesional, hay muchísimas situaciones que se podrían evitar desde el punto de vista de la anticipación a los hechos. “Es costumbre de las personas dejar animales encerrados en las viviendas, que luego no tienen la posibilidad de escapar de estas situaciones, aunque es comprensible que la intención es protegerlos. Sin embargo, se hace muy difícil el acceso a ellos, haciéndoles casi imposible salvarse o buscar un refugio”, indica.
No obstante, la fauna salvaje también sufre el impacto de estos desastres. “Las aves podrían volar y escaparse, pero los pequeños mamíferos o reptiles no pueden hacerlo, quedando atrapados y muriendo finalmente. Otros logran escapar a los lugares más poblados, buscando refugio, ya que su hábitat queda completamente modificado, con falta de alimento y agua, lo que genera bastante problemas en los ecosistemas”, advierte la docente.
La docente hace pone énfasis haciendo un llamado a la autoridad para disponer de planes de emergencia que permitan tratar a animales en estas circunstancias. “Los animales domésticos, como perros, gatos, aves de corral, caballos, vacas, cabras y ovejas, han sufrido diversas veces estas tragedias, saliendo muy perjudicados y con heridas muy graves y dolorosas. Por ello es muy necesario que las autoridades dispongan de planes de emergencia para los animales, con lugares de campaña para tratarlos y atenderlos en estas eventualidades”, puntualiza.
En cuanto al rol de la población en general, Sylvia Arrau insta a la comunidad a seguir cooperando con instituciones y organizaciones no gubernamentales que trabajan activamente ante estos episodios. “Se ha visto que en estas situaciones salen a la luz el abandono, la falta de cuidados e incluso el maltrato de las personas hacia los animales, por lo cual se sobrecarga muchísimo a las ONG, animalistas y grupos de personas que desean cooperar en forma permanente, sin dejar de mencionar la labor del SAG, CONAF y los centros de rehabilitación a lo largo del país”, menciona.
Hay que considerar que las secuelas que pueden sufrir los animales son de diversa índole, incluyendo queloides o cicatrices exuberantes, fallas renales o problemas respiratorios severos, entre otras. Es por ello que la especialista señala que éste es un tema que debe ser abordado a nivel social. “Como somos un país propenso a los desastres naturales, se debiera instruir a la población las normas básicas de primeros auxilios; los niños ya a cierta edad podrían atender de forma básica a un animal accidentado para evitar que se complique o muera”, sugiere.
Si bien la doctora Arrau reconoce que en muchas ocasiones las quemaduras son tales que sólo pueden ser tratadas por un médico veterinario, ya que se hace necesario administrar sueros vía endovenosa, antibióticos, oxígeno y/o fármacos para el dolor, de todos modos recomienda contar con un botiquín para estas emergencias. “Se sugieren artículos básicos tales como mantas, sábanas limpias, pocillos de comida y agua, soluciones de aseo desinfectante, gasas estériles, telas adhesivas, colirios o ungüentos oftálmicos, sueros para tomar como el fisiológico o Cloruro de Sodio 0.9%, cremas y ungüentos para proteger sus patitas y cojinetes que se hieren por el calor”, concluye la docente.