Ayer comenzó el CyberMonday 2016, la sexta versión de este evento comercial que, con tres días de ofertas online para más de 100 mil productos, espera superar los 120 millones de dólares en ventas. Un evento de temer, especialmente para los compradores compulsivos.
Y es que la incapacidad para resistirse a una oferta, la necesidad de comprar un objeto tras otro y obtener una sensación placentera solo por el acto de comprar, son las tres características principales de un Shopaholic o adicto a las compras. ¿Eres uno de ellos?
“Un comprador compulsivo es una persona que es incapaz de decir que no ante una posibilidad de compra, independiente de si la oferta o el producto en sí mismo sea necesario o valioso. Se caracteriza por el placer de la compra por la acción misma. El acto de comprar le produce tal placer, que al tratar de ponerse límites fracasa”, explica Carmen Gutiérrez, Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
Sin embargo, si una persona va de shopping después de un mal día y le hace feliz comprarse algo de ropa, eso no significa que padezca este trastorno. “Comprar tiene una parte gratificante y es normal sentirse bien después de hacerlo. Es patológico cuando la persona se siente impulsada, como arrastrada con fuerza a comprar, tanto que no puede evitarlo, no puede negarse a seguir ese gran impulso”, explica la psicóloga.
“Es un problema sicológico. Podría ser un cuadro en sí mismo, pero al mismo tiempo puede ser un síntoma de un cuadro mayor. Hay un problema en el control de los impulsos y/o en la línea identitaria. Este trastorno se basa en una carencia. El comprador compulsivo tiene un vacío, una necesidad personal que busca llenar o satisfacer a través de la compra”, agrega Carmen Gutiérrez.
El perfil típico de un comprador compulsivo es de una mujer de al menos treinta años, que compra continuamente cosas que no necesita sólo por la felicidad que le produce comprar. Aunque ese sea el patrón más reconocido, también hay hombres que tienen este trastorno, ya sea con objetos tecnológicos o con otros accesorios.
“Para identificar si eres o no un comprador compulsivo debes abrir tu clóset o mirar tu habitación y ver qué tienes, cuántas cosas realmente necesitas y cuántas de las que están ahí no sirven o no utilizas. Qué es lo que estás ocupando y cuántos objetos que compraste no has usado nunca”, ejemplifica la especialista.
Tal y como lo ilustra la película “Confesiones de una adicta a las compras”, quienes sufren este tipo de adicción no se dan cuenta de que tienen un problema hasta el momento en que comienza a afectar gravemente su vida personal, como perder amistades y terminar con serios problemas financieros.
“Al comprador compulsivo se le pierden los parámetros, es decir, no puede dimensionar la situación en la que está. Compra sin pensar en las consecuencias, se endeuda sin pensarlo, sin preguntarse si vale o no la pena. Por lo tanto, los amigos y familiares pueden ayudarlo a darse cuenta de que sus acciones no son saludables. El tratamiento adecuado es terapia psicológica y en algunos casos un tratamiento farmacológico”, explica Gutiérrez.
“Hoy en día es fácil ser comprador compulsivo, porque la sociedad misma genera permanentemente falsas necesidades. Es decir, hay más ofertas, más publicidad que incita a comprar todo el tiempo. Hoy se ofrece el placer instantáneo y fugaz de una compra, basado en un acto hedonista”, concluye la experta. CH H