El matcha es un polvo fino y verde procedente de las hojas del té (matcha significa té en polvo), que se cubren antes de la cosecha (para conseguir un color y un sabor más intensos), se dejan secar y pasan por un largo proceso de selección, limpieza y molido.
Su origen es chino, pero son los japoneses los responsables de la popularización de su consumo. “El matcha es el ingrediente principal de la ceremonia nipona del té, que data del siglo XIV. Se utiliza para favorecer la relajación previa a la meditación, pero sin inducir el sueño, lo que ha denominado un ‘estado de calma-alerta’. De hecho, su contenido en teanina hace que sea una bebida energizante más potente, incluso, que el café (ojo, no es una bebida apta para insomnes)”, explica Eduardo Molina, tea sommelier de la tienda Adagio Teas, donde se puede encontrar este tipo de té en Chile.
De un tiempo a esta parte, famosas como Gwyneth Paltrow, Jennifer López, Jessica Alba se pasean por la Gran Manzana con su vaso de té matcha en mano. También puede verse a las modelos de las grandes pasarelas, entre desfile y desfile, tomándolo como si de una pócima mágica se tratara ¿A qué se debe esta tendencia?
El té matcha aporta fibra, vitaminas, minerales, aminoácidos y antioxidantes, en mayor proporción que el té verde normal, ya que se consume la hoja entera (una taza equivale a diez de té verde). Refuerza el sistema inmune, mejora el metabolismo, previene el envejecimiento prematuro y levanta el ánimo. Contiene L-teaninas, unos aminoácidos que nos mantienen concentrados y alerta, como la cafeína, pero sin disparar la frecuencia cardiaca; y polifenoles (responsables de proteger nuestras células de la oxidación y los radicales libres) como el EGCG: un antioxidante con función drenante que nos ayuda a depurar el organismo, acelerar el metabolismo y adelgazar.
En promedio un chileno bebe por año 77 litros de té, equivalentes a 387 tazas, cifra que nos ubica como los latinoamericanos que lideran el consumo de esta bebida. CH H