Según la Biblioteca Nacional de Medicina del Instituto de Salud de EE.UU, más del 37% de los jóvenes y adultos tiene retracción de las encías o recesión gingival. De este porcentaje, hasta un 9% de los dientes se ve afectado. Esta patología se describe como el retraimiento del tejido de la encía, quedando expuesta la raíz del diente provocando una serie de problemas periodontales.
El doctor Tomás Mitrano, cirujano dentista especialista en periodoncia e implantología de Clínicas Implanet, explica que una de las situaciones más frecuentes que provoca la recesión gingival “es cuando cepillamos muy fuerte los dientes (cepillado traumático). Por ejemplo, cuando las personas se lavan los dientes dejando ´chascón´ un cepillo con filamentos medios o duros es porque utilizan una fuerza mayor, causando un trauma en las encías, estas a su vez se defienden retrayéndose”.
Además, otros factores que originan este problema dental son: bruxismo, mal posición de los dientes, infección, piercing lingual, frenillo lingual corto, encías muy delgadas, malos hábitos como comerse las uñas, entre otros, además de la genética y la edad que son determinantes. En relación a esto último y según el mismo estudio, el 90% de los adultos mayores presenta esta patología, donde hasta 56% de los dientes se ven afectados.
¿Cuáles son las consecuencias? Mitrano indica que hay mayor sensibilidad y dolor, pero también se presentan problemas estéticos y de higiene, ya que hay que limpiarse los dientes desde más arriba, por lo tanto, si no se hace correctamente puede haber un aumento de caries y de infección gingival.
A su vez, agrega que hoy existen técnicas quirúrgicas avanzadas, menos invasivas y poco dolorosas. “Hoy utilizamos la tunelización, donde no es necesario hacer ningún corte, ya que se introduce el injerto entre el diente y la mucosa. Se forma un bolsillo, se implanta el injerto con micro instrumentos y se desplaza la encía. Esta técnica es menos traumática, la recuperación es mucho más rápida y no queda cicatriz”, detalla el cirujano dentista.
Complementa además, que “el injerto que mayormente se utiliza, se saca del cuerpo del paciente como el paladar, donde se extrae un pedazo de encía y se traslada a la zona afectada. Pero hoy existe un ´análogo´, matriz compuesta de colágeno que se injerta y es el mismo cuerpo el cual lo trasforma en encía. Esto último, evita la necesidad de tomar un injerto del mismo paciente”. CH H