Esta semana se conmemoran 40 años del inicio de la fertilización in vitro (FIV), una alternativa terapéutica para parejas con problemas de fertilidad.
Según cifras del Registro Latinoamericano de Reproducción Asistida (RLA) indican que, en 2018, 11 centros en Chile realizaron 4.452 ciclos de este tratamiento.
A pesar de que el porcentaje está sobre el promedio de la región, la cifra está lejos de cubrir el número de procedimientos que son necesarios para cubrir la demanda del país.
Desde 1992, Fonasa cuenta con un programa de fondos estatales, pero apenas el 15% de los tratamientos pueden ser financiados, por lo que el 85% restante debe ser pagado de forma privada.
El promedio de parejas en edad reproductiva que se ven afectadas por la infertilidad corresponde al 10%, desde hace 40 años, gracias a esta alternativa han nacido más de ocho millones de personas en el mundo.
Desde el 2009 la infertilidad se considera una patología y la terapia in vitro es reconocida a nivel mundial, pese a eso, el acceso sigue siendo restringido para gran parte de la población debido a su elevado valor.
Actualmente, existe una mayor variedad de terapias para ayudar la estimulación del sistema reproductor como: terapias hormonales que preparan el cuerpo de la mujer para una ovulación óptima y potenciando su sistema reproductor para cursar de manera exitosa un embarazo.
De hecho, el laboratorio húngaro Gedeon Richter trajo a Chile Bemfola, un medicamento estimulador de la ovulación que consiste “en una hormona folículo estimulante recombinante humana (r-hFSH), siendo el primero en su tipo en el mercado europeo, y que ahora se encuentra disponible en Chile para pacientes de tratamientos de fertilidad asistida”, detalla el laboratorio.
Este se trata de un compuesto activo es folitropina alfa recombinante, utilizado en mujeres que no producen óvulos y se receta a quienes no responden al tratamiento primario con citrato de clomifeno. CHH