Hace un tiempo jamás nos hubiésemos imaginado que las operaciones para reducir los implantes mamarios iban a ser cada vez más solicitadas por las mujeres. Años atrás, el aumento de busto, de manera desproporcional, era una de las cirugías más frecuentes. Para tener una idea, solo en Estados Unidos, más de un millón de mujeres decidió aumentar su talla en 2014.
Dolores crónicos en el cuello, hombros y espalda, por los cambios posturales que conlleva tener implantes de gran peso, son algunos de los efectos que puede traer esta cirugía y, debido a esto, mujeres que se operaron hace 4 o 5 años atrás priorizan su bienestar y optan por reducir sus implantes o eliminarlos definitivamente.
Las consecuencias de los implantes mamarios son multifactoriales. Según el cirujano plástico de Centro Médico El Golf Roberto Prado, tener mamas grandes, en algunos casos, se transforma en un problema a futuro. Muchas veces los implantes no son eternos y deben ser reemplazados. “Es muy probable que requieran una o varias cirugías en el futuro, ya sea para cambiar implantes rotos, hasta 25% en los primeros 10 años, o encapsulados, que son cerca del 18% de los casos a 10 años de la intervención”, explica el profesional.
Actualmente son muchas las mujeres que tienden a ejercitarse y es en ese momento cuando se dan cuenta que lo único que hacen estos grandes implantes son molestar, junto con alejarlas de los parámetros de una mujer que está en adecuada forma física.
Una intervención, que según el doctor Prado, todavía no es una de las más solicitadas por las mujeres, pero que claramente demuestra que va en ascenso con los años. CH H