Los niños son propensos a sufrir problemas visuales, los cuales en su mayoría son solucionables si se tratan a tiempo. Por esto, es fundamental que los padres se preocupen del cuidado de la salud de sus hijos en esta materia, sobre todo ahora que éstos se encuentran en periodo de clases.
Al respecto, el profesional óptico de Rodenstock, José Pablo Pérez, señala que «muchos padres no saben que una de las razones de un mal rendimiento económico puede ser debido a complicaciones a la vista, y se confunde con otros problemas como el déficit atencional. Para que eso no ocurra, es muy importante realizarles un examen preventivo con el fin de descartar anomalías o atender las ya existentes oportunamente».
En ese sentido, «un favor importante a considerar es que si uno de los padres o ambos son usuarios de lentes, el niño tiene grandes posibilidades de tener también alguna condición visual especial. En ese caso se recomienda que el control con el oftamólogo sea antes de los 4 años, es decir, previo al comienzo de la vida escolar», dice el experto.
Síntomas y uso de anteojos
En una primera instancia, los padres pueden identificar que sus hijos tienen alguna complicación a la vista cuando, por ejemplo, leen o ven televisión a corta distancia, si hay presencia de lagrimeo, sensación de ardor y/o visión borrosa. Si esto ocurre, es posible que deban utilizar anteojos.
Sobre los modelos más adecuados para los niños, Pérez recomienda elegir aquellos que tengan varillas flexibles, un tamaño del puente que se acomode a la forma de su cara y terminales ajustables. Además, es muy importante considerar el aspecto de seguridad de los anteojos, tanto en relación al material del lente (de preferencia orgánico), como al del armazón.
«La clave para que el niño se adapte bien a sus anteojos y los quiera usar sin mayores problemas es que participe 100% en la elección del armazón. Si al niño no le gusta el color o la forma, se hará más difícil su adaptación», concluye el experto de Rodenstock.