En el verano los niños pasan gran parte del tiempo al aire libre, y aunque el agua y el sol se convierten en sus compañeros favoritos, hay que poner atención para evitar que sufran algunas de las dolencias típicas de estos meses, como son otitis, deshidratación e insolación, entre otras.
Otitis
A los niños les encanta estar en el agua y es muy difícil sacarlos. Pero estos constantes baños en algunos casos pueden provocar una infección en los oídos.
“Se trata de una enfermedad que se vuelve más frecuente mientras más veces se padezca, es decir, si tu hijo tiene otitis externa un verano, es probable que el verano siguiente se repita. Por eso es importante prevenir”, explica la doctora Elizabeth Lyon, pediatra de Clínica INDISA.
Algunas recomendaciones:
– Sécale los oídos con una toalla cada vez que se salga del agua, y no uses cotonitos para limpiarlos.
– Al iniciar la temporada llévalo al otorrino para que le saque los tapones de cera.
-Si tu hijo es propenso a estas infecciones, es mejor que use tapones cuando se bañe.
Insolación
Se trata de un enrojecimiento y sequedad de la piel provocada por el sol, que se presenta generalmente con dolores de cabeza y náuseas.
Para tratar las insolaciones lo mejor es bajar la temperatura corporal, mantener la cabeza en alto y refrescar con compresas frías, y tomar mucha agua para hidratarse bien.
Lo importante es prevenir y para ello conviene ponerles ropa fresca y transpirable. Proteger del sol con un sombrero y darles agua con frecuencia, para así asegurar la hidratación. “Lo mejor es no exponerlos al sol entre las 11:00 y 15:00 horas, y usar bloqueador solar factor 50 en los mayores de un año”, aconseja Elizabeth Lyon .
Deshidratación
Es muy relevante tomar líquido constantemente para impedir que el sol y el calor nos jueguen una mala pasada, ya que la hidratación es esencial para el buen funcionamiento del organismo.
“Los niños son más propensos a la deshidratación que los adultos. Por eso es importante darles suficiente líquido, sobre todo cuando estén haciendo actividad física o se expongan al sol y altas temperaturas”, señala la doctora Lyon.
Los síntomas para poner atención son: piel reseca, ojos hundidos, escasez de saliva, orina poco abundante y latido cardíaco rápido.
En el caso de una deshidratación, lo mejor es tomar líquidos isotónicos o agua en cantidad progresiva, que esté a la sombra en un lugar fresco y ventilado, comer alimentos fáciles de digerir, como arroz, papas y zanahoria cocidos, pescado blanco, pollo hervido o plátano maduro. Si se observan calambres, vómitos, diarrea, fiebre y/o fatiga, es mejor ir a un servicio de Urgencia. CH H.