Hace ya unos años comenzó a usarse constantemente el término bullying para denominar la conducta del niño que hostiga a otro o a un grupo de compañeros constantemente. Según la psicóloga y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad Del Pacífico, Guila Sosman, el bullying se puede entender como “el hostigamiento repetitivo y sistemático de un individuo o grupo, a otro sujeto o grupo. Esto se da en una relación asimétrica de poder, en la cual el más débil no puede responder a las agresiones del más fuerte”.
Muchas familias justifican episodios de violencia aludiendo a la agresividad y/o crueldad propia de un niño. Sin embargo esto sólo podría darse cuando ellos son preescolares, ya que poseen escaso lenguaje en esa etapa y esa es su forma de expresarse, pero posteriormente, al entrar al colegio, estas conductas no deberían estar presentes en la actitud de un niño.
Cuando los profesores llaman a los padres de los niños que hacen bullying, hay ocasiones en que estos se muestran sorprendidos porque no se imaginan que su hijo fuera capaz de molestar otros de esa manera. Al respecto, hay ciertos síntomas o comportamientos a los que los padres deben estar atentos.
“Se pueden detectar comportamientos agresivos observando el modo en que el niño resuelve sus problemas, cómo reacciona ante las frustraciones que pueda tener, así como también viendo sus reacciones ante las reglas y normas que existen tanto en la casa como en el colegio. De esta forma, si los padres observan comportamientos impulsivos que transgreden los límites de los demás o que violentan a otros, podemos estar ante un niño con conductas agresivas” describe la docente, experta en bullying, violencia intrafamiliar y maltrato infantil.
¿Qué deben hacer los padres del ‘acosador escolar’?
Según Guila Sosman, una de las principales razones por las cuales un niño hace bullying en el colegio es el ambiente familiar.
Según los estudios, los acosadores son niños que vienen de familias en las cuales la agresividad, ya sea física o psicológica, están presentes en las relaciones. Por lo mismo, el niño aprende a relacionarse con sus pares de la misma forma. Además, estos niños se caracterizan por tolerar muy poco la frustración, son escasamente empáticos, son impulsivos, no respetan la autoridad y la mayoría de las veces se sienten amenazados. Esto los motivaría a actuar de manera violenta.
Es importante por lo tanto, que los padres:
-Guíen a sus hijos por el camino de la tranquilidad y no la violencia.
-Les muestren valores como la tolerancia, respeto y solidaridad, así como la existencia de salidas alternativas a la violencia ante un conflicto o frustración.
-Traten de disciplinar a los niños de forma constante, con límites claros y respondiendo con consecuencias lógicas a las acciones.
La idea es que se realice una intervención temprana en estos niños, con el fin de prevenir conductas graves a futuro. Esta puede incluye el apoyo de profesionales, asistir a psicoterapia familiar o individual, además de intervenciones del colegio con apoderados, docentes y estudiantes. CH H