El calor se intensifica en la capital y, según los pronósticos, los próximos días las temperaturas seguirán superando los 30°, y a medida que se acerca la Navidad, podrían llegar incluso a los 34° o 35°C. En este contexto, las piscinas se convierten en un refugio popular para las familias que buscan combatir las altas temperaturas y entretener a los más pequeños.
Sin embargo, es importante estar atentos al uso del cloro, un químico utilizado para mantener el agua libre de microorganismos, pero que, en concentraciones altas o con exposiciones prolongadas, puede generar efectos negativos tanto en la piel como en las vías respiratorias.
El dermatólogo Mauricio Sandoval y el médico broncopulmonar Claudio de la Hoz, ambos de la Clínica Las Condes, destacan la importancia de monitorear las concentraciones de cloro en las piscinas.
El doctor De la Hoz subraya que “es bien importante saber las concentraciones de cloro que se utilizan en las piscinas, que deberían ser monitorizadas siempre”. Explica que “el cloro debe ser utilizado en las piscinas para que se mantenga el agua, pero el problema está en que, cuando se excede en la cantidad, puede haber efectos tóxicos a nivel de la piel, con irritación o aparición de lesiones secundarias al uso excesivo de cloro en el agua”.
No obstante, agrega que “para que tenga efectos sobre las vías respiratorias, en general, son concentraciones mucho más altas, algo poco usual en las piscinas, pero puede ocurrir”.
Efectos en la piel:
- Resequedad y descamación: el cloro puede eliminar los aceites naturales de la piel, causando sequedad y, en casos extremos, descamación.
- Irritación: en personas sensibles, puede provocar enrojecimiento, picazón o incluso dermatitis.
- Dermatitis atópica: el exceso de cloro puede agravar cuadros de dermatitis atópica, una condición que afecta al 20% de los niños.
- Afecciones preexistentes: condiciones como eczema o psoriasis pueden empeorar con la exposición al cloro.
- Cabello y uñas: aunque no es piel, el cabello y las uñas también pueden ser afectados, tornándose secos, quebradizos o debilitados.
Efectos en las vías respiratorias:
- Irritación nasal y de garganta: la inhalación de vapores de cloro puede causar irritación, tos y sensación de ardor.
- Exacerbación de alergias o asma: personas con problemas respiratorios como asma pueden presentar síntomas más severos debido a compuestos volátiles como las cloraminas.
- Rinitis o bronquitis: la exposición repetida o prolongada puede provocar inflamación en las vías respiratorias superiores e inferiores.
- Sensación de ahogo: en piscinas cerradas con ventilación deficiente, la concentración de vapores de cloro puede generar malestar significativo.
Para prevenir estos efectos y cuidar la salud, los especialistas recomiendan:
- Ducha previa y posterior: ducharse antes y después de nadar elimina contaminantes y restos de cloro.
- Hidratación: usar cremas hidratantes y productos para el cabello tras el baño ayuda a reponer aceites naturales.
- Protección: utilizar anteojos y tapones protege los ojos y oídos de irritaciones.
- Ventilación: en piscinas cerradas, asegurarse de que el ambiente esté bien ventilado.
- Evitar exposición prolongada: sobre todo si hay molestias respiratorias o en la piel.
Ante cualquier malestar persistente o recurrente relacionado con el cloro, los especialistas aconsejan buscar atención médica para prevenir complicaciones más serias y proteger la salud. CHH